A menudo el adormecimiento de las manos tiene un origen bastante claro: llevar buena parte de tu peso en las manos y no en el sillín. Desde un punto de vista teórico, para ir cómodos en bici debemos colocarnos de forma que el 60% de peso caiga sobre el sillín y el 40% restante sobre las manos. Cuando esto no sucede, suelen aparecer las molestias a las que nos referimos. El peso que deben soportar las manos está influenciado básicamente por tres componentes:
1. Retroceso del sillín.
El retroceso del sillín se refiere al ajuste que podemos hacer del sillín en el plano horizontal, es decir, cuanto lo adelantamos o lo retrasamos. Este ajuste se hace en relación al eje del pedalier. Para medirlo, se establece una plomada o referencia vertical entre la punta del sillín y el eje del pedalier. Para una estatura de 1,72, se puede hacer una recomendación un tanto generalista pero que seguro que te ayuda: colocar el sillín con un retroceso de 5cm seguro que ayuda a un correcto reparto de los pesos.
2. Inclinación del sillín.
Si el sillín está inclinado hacia delante, el ciclista puede que no sea del todo consciente de que su peso se transmite hacia el manillar. Conviene revisar la inclinación del sillín para asegurarse que esa “pequeña” inclinación no sea excesiva. Más de uno o dos grados de inclinación pueden ser suficiente como para crear esta sensación de incomodidad.
3. Altura del puño.
La altura del puño siempre se refiere a la posición del mismo respecto al sillín. Lo que se mide es la diferencia de altura entre el centro del sillín y el centro del puño. Como es lógico, cuanta más diferencia haya entre ellas más peso va a soportar el manillar. Para un biker de 1,72m, una buena referencia sería tratar de situar el puño aproximadamente a la misma altura que el sillín, o como mucho, 2-3cm por debajo del mismo.