El pasado 21 de agosto de 2007 tuve una de aquellas experiencias inolvidables en mi vida y fue la ascensión al Angliru. Solo el ver las imagenes de cuando lo subió el Chava y compañía por primera vez ya daban sensación de respeto, regular el esfuerzo, dolor y no subestimar a la montaña. Llegué sobre las 10:30 a La Vega, preparé la bicicleta, equipación dedicada a Marco Pantini, con la magglia y culotte rosa y me dispuse a subir el monstruo en un día que según la previsión del tiempo habría sol y nubes y avecina una borrasca con el paso del día. Inmediatamente después de la bajada inicial hay un desvío a una urbanización donde tuve que estar parado dado que estan haciendo obras para dejar la carretera adecuada para La Vuelta España 2008, están dejando los laterales de la carretera estilo a la d'Alpe d'Huez, muros de rocas compactas; El problema es que ante las fuertes lluvias, la obra se les deshacía. Después de un cuarto de hora la carretera se abrió y decidí ir subiendo todo el puerto a plato pequeño y piñon grande, disfrutando de los 6,7 primeros Km de los 12,51 totales. Vas subiendo tranquilamente ante un paisaje espectacular de montañas y el valle con los diferentes pueblecitos. Al Anglirú puedes acceder desde La Vega o desde Santa Eulalia, ambas carreteras confluyen a 1 km (más o menos de la zona dura). En los primeros Km, solo hay un par de repechones de unos 100 metros al12 -13 %, pero vas haciendo con el plato pequeño de 30, cuando llegas a Cabanes, unos 300 metros al 20-22 % todo empieza a torcerse, al ponerte de pie la rueda de atras resbala con el suelo húmedo con gravilla, si te sientas y le das fuerza, la rueda delantera se levanta, solo queda hacer eses hasta que el cuerpo aguante, que fue poco unos 100 metros y tocó descanso. La Guardia civil de montaña estaba presente viendo como me iba cada vez poniendo más ropa ante la caida de una lluvia cada vez mas persistente, seguidamente a ritmo vas subiendo torturado haciendo eses, con el añadido que en un descuido de fuerza me salí del arcen y pinchó, se veía y oían los truenos en el Gamoniteiro vecino y ante el pinchazo, los 4 x4 que bajaban me decían te llevo, y yo les decía no hace falta, voy para arriba. Iba regulando el esfuerzo con consecutivas paradas hasta 13 para llegar a la Cueña las Cabres donde me decidí ir a por ella haciendo eses, pero una vez tenía el ritmo, empezó a diluviar, de tal manera que el agua que caía me arrastraba la bicicleta hacia abajo mientras hacía eses, no quedaba otra... poner pie en tierra, coraje y subir la mitad de la Cueña las Cabres a pie y ante un diluvio de tres pares de narices, una vez finalizada el Aviru con otro repechón y pasar por encima de las nubes, para llegar a la cima con un par. La expirencia es única y este 13 de septiembre de 2008 en plena Vuelta España voy a intentar repetirla, si el tiempo, la bici y su cambio, mi salud lo permiten.
Más información del puerto:
Hay puertos y puertos de montaña. A la hora de subirlos a pie con el ganado, o bien en bicicleta, podemos clasificarlos en asequibles, normales, duros y prácticamente inhumanos. El Angliru, situado en plena Sierra del Aramo en el concejo de Riosa, a apenas 20 kilómetros de Oviedo, es hoy mundialmente famoso por su dureza en las pruebas ciclistas. Desde que la Vuelta a España llegó por primera vez a su cima en 1999, la leyenda se ha ido haciendo más grande cada día. En la octava etapa de esa vuelta, el abulense José María Jiménez hizo historia como primer conquistador del Angliru.Habitualmente, en toda Europa se le compara con el Mortirolo, pues tienen unos números globales muy similares, con subidas de 12,5 kms de longitud y una pendiente media cercana al 10 por ciento. Ambos están considerados como las cumbres ciclistas de mayor dureza. El Angliru, concretamente, tiene un comienzo no muy duro y seis kilómetros finales durísimos, con un tramo que se sale de toda lógica: la famosa Cueña les Cabres, que llega a superar el 23 por ciento de desnivel.Los datos de la física dicen que en un 13 por ciento de desnivel, un escalador que rueda a 12 km/h genera una potencia de unos 315 wattios, de los cuales emplea un 93,5 por ciento en vencer a la gravedad y un 2,8 por ciento en vencer la resistencia al aire. Estas cifras se hacen más inverosímiles en el caso del Angliru, que fue bautizado por los ganaderos de la zona con un nombre que deriva del latín angulum, más la terminación ariu (lugar anguloso). Cuando caminamos por las camperas de este puerto salpicado de picachos uniformes, el sol cae tan vertical que uno va pisando su propia sombra completa hasta la cabeza. Los ángulos sombríos, los recovecos al cobijo de las peñas, son imprescindibles para que hombres y ganados se quiten sofocos antes de llegar a la cima.Aunque coronar sus 1570 metros de altitud no sea una tarea fácil, desde arriba comprobamos que el esfuerzo ha merecido la pena. Se divisan hermosos paisajes de la montaña central asturiana, con los picos Gamonal, al norte, con 1.712 metros de altitud, y Moncuevu, al sur, con 1.718 metros. Se puede llegar a pie desde la cumbre del Angliru hasta la cima de la Gamonal en una excursión de menos de una hora con buen tiempo. Si el día está despejado, divisaremos desde la costa asturiana hasta los Picos de Europa.La sierra del Aramo, donde se ubica este mítica subida, ofrece un paisaje rural apenas alterado que merece la pena conocer. El Angliru bien podría servir de primera excursión por este espcio, ya que sus vistas nos permiten hacernos una idea clara de los perfiles de esta sierra y de las múltiples excursiones que nos puede deparar. Como mito del ciclismo que es constituye un reto muy atractivo para los aficionados a la bicicleta. De hecho, cientos de amantes del ciclismo suben al Angliru a lo largo del año. Lo hacen para ponerse a prueba y medir su resistencia. Suben sólos o integrados en grupos y pruebas cicloturistas. También hay quien sube corriendo. El primer sábado de octubre, una carrera pedestre que se acerca a su décima edición, concentra a casi un millar de sufridos participantes. Para los más cómodos siempre queda la opción de subir el Angliru en automóvil. La pista está asfaltada y en buen estado, pero es estrecha, llena de curvas y con unas pendientes nada corrientes para conductores que no están habituados a estas carreteras de montaña. Hay "quitamiedos" en todo el trayecto, pero aún así la sensación puede ser demasiado fuerte para los que no están acostumbrados.
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