El italiano vence en Macugnaga tras el gesto generoso del líder hacia su excompañero
Alberto Contador nunca ha sido un gregario. Pero fue joven, y con 20 y 22 años se forjó a la sombra de Beloki, Galdeano, Heras, Koldo Gil o David Etxebarria. Hasta que le crecieron las alas. Y un día voló, y otros le subieron bidones y le quitaron el aire. Paolo Tiralongo fue uno de esos hombres buenos. Apenas un año, el pasado, cuando el de Pinto se sintió vulnerable en el Astana y apreció toda muestra de cariño. Ayer, el madrileño decidió que era hora de pagar a su excompañero por el sudor que le había entregado, se arremangó y, cuando el italiano se ahogaba, le hizo el boca a boca para que venciera en la cima de Macugnaga.
¿Tu victoria más bonita?, le preguntaron al veterano italiano cuando aún jadeaba tras ser azuzado por el pinteño. "La más bonita, no, ¡la única!". Se la brindó Contador, cada día más fuerte, más líder y más generoso. "Le comenté que igual atacaba, y me animó a probar". Faltaban escasos seis kilómetros, y el capo del Giro le dio una palmadita. Era la señal, y el italiano, siciliano como Nibali, Visconti o Caruso, se agarró a la oportunidad de su vida. La que se le escapó en 2003 en Faenza, cuando iba con Kurt-Asle Arvesen y el líder Gilberto Simoni, pero le batió el noruego. "Siempre estuve en primera línea, trabajando para grandes líderes".
Mientras Paolo abría camino, José Rujano e Igor Antón cavaban su fosa. La del de Galdakao, tan amplia como inesperada: 19 minutos y 31 segundos. Se cortó por una caída antes de la subida, cuando se volaba y la lluvia acribillaba los músculos, y no empalmó. "Me sentí vacío", y se despidió del top 10. El venezolano se hundió menos, 2:20, y deja su sexta plaza a Mikel Nieve, de nuevo súper.
A falta de 5 kilómetros, Tiralongo acumuló 15 segundos sobre el grupo, del que ¿tiraba? Richie Porte, secundado por Dani Navarro. Dos lugartenientes del líder. El pinteño se acercó al de Tasmania, le comentó algo, y el Astana abrió más brecha: 24 segundos a falta de 2.500 metros para que el avolés lograra su triunfo soñado, no en el Giro, sino bajo cualquier pancarta: "Al menos, una vez". http://thecyclingsideoftheforce.blogspot.com/
En ese momento, Tiralongo dejó de hacer camino y comenzó a ser tragado por la montaña, que en su día albergó oro en su mina. Saltó Hubert Dupont, y en un santiamén, lo remachó Joaquim Rodríguez, en deuda con Katusha, que tiró para dar una nota de color al Giro gris de los rusos.
A falta de 1.600 metros, Contador se puso el buzo sobre su traje de luces y arrancó. Pasó a Dupont y solo le siguieron Scarponi, Nibali y Gadret. Se volvieron a parar, salvo el galo, que se fue a por Purito. Se quería fumar otro Katusha, como hizo en Castelfidardo con Dani Moreno. Pero Contador apagó el fuego de un latigazo. Con su peculiar culebreo, reptó hasta Joaquim y por un instante sobrevoló su absurdo duelo del aeródromo de Mende en el Tour 2010. Pero el de Pinto siguió y, tras hacer de líder, ejerció de gregario. Restaban 400m., y alcanzó a su ayer jefe. ¡A rueda, Paolo! El italiano se soldó a la maglia rosa, mientras se acercaba la sombra de Nibali. Alberto controló la situación. Otra vez. Con la meta a la vista, le tendió una alfombra de cien metros a Tiralongo, que a los 34 realizó el sueño. "Al menos, una vez".
Pese a que las montañas piamontesas imponían, Macugnaga, a pie del majestuoso Monte Rosa, el techo de Suiza, no era gran cosa. Interminable con sus 28 kilómetros, pero tendido. Tiralongo y Contador lo subieron en 52 minutos y las diferencias fueron llamativas. Hoy, sobre el sterrato de Finestre, Scarponi y Nibali se jugarán el segundo puesto y el resto tratará de no perder lo ganado.
El Giro ya es del gregario de Tiralongo, de un tipo agradecido que no guarda simpatía al Astana, que lo dejó a los pies de los caballos en medio de un fango de laboratorios y abogados. "Pero Paolo es mi amigo. No le he regalado nada, porque se ganó el triunfo", dijo Contador. "Alberto es un fuera de serie, un hermano para mí", agradeció Paolo.
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