La estrategia de Alberto Contador
para vestirse de amarillo por cuarta vez en los Campos Elíseos pasa por
apostarlo todo a la montaña. Desvelado el recorrido de la 99 edición
del Tour, los especialistas contra el cronómetro disponen de alguna
ventaja. Concretamente, 96 kilómetros que suenan a pesadilla para los
hermanos Schleck.
Se
trata de un Tour para ciclistas todoterreno. Como Evans, Wiggins o
Alberto Contador. El campeón de Pinto, que aún tiene que conocer la
resolución final del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) sobre su
positivo por clembuterol del año pasado, se ve en Lieja, la decimonovena
salida del Tour desde el extranjero. «El recorrido es el que es, favorece a los especialistas», reconoce el español.
A
primera vista, la Grand Boucle pierde llegadas en alto (una respecto al
año pasado), recupera media montaña e incorpora etapas propicias para
los ataques de larga distancia. La última vez que hubo tres cronos en el
Tour fue en la edición de 2007. La primera contrarreloj larga caerá en
Besançon, y la segunda, con probable carácter de sentencia como casi
siempre, en Chartres, penúltima jornada a las puertas de París.
El recorrido transitará de los Alpes a los Pirineos. Puertos emblemáticos como el Alpe d'Huez o el Mont Ventoux no se escalarán,
y tampoco habrá crono por equipos. La organización quiere que los
escaladores planten batalla desde el primer minuto. Así se explica la
cantidad de puertos a mitad de camino en las etapas, pero quizá
demasiado lejos de la meta para conseguir diferencias respecto a los
velocistas. El kilometraje de la alta montaña también se reduce para
avivar la pelea entre los favoritos desde el primer minuto. El Tour no
quiere ataques bajo la pancarta del último kilómetro. Pero, como
reconoce Contador, corre el riesgo de perder espectacularidad con una
primera semana demasiado larga que podría acabar con las fuerzas de
todos. «Habrá que atacar desde bastante lejos», se consuela el ciclista.
Tras
los escarceos de la primera semana, como la llegada en la séptima etapa
a La Planche des Belles Filles, la traca de verdad estallará en los
Alpes. Primero con la subida al Grand Colombier, más de 17 kilómetros al
siete por ciento de media. Al día siguiente la Madeleine, Croix de Fer,
Mollard y final en alto en La Toussuire. Y en los Pirineos lo esperado,
con la etapa del Tourmalet y otra con final en el inédito Peyragudes
que podría abrir hueco entre los favoritos.
El
podio se decidirá en la crono de 52 kilómetros de Chartres. Un Tour que
no gusta a los Schleck. «Igual nos tenemos que centrar en el Giro»,
admite Frank.
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