sábado, 8 de abril de 2017

Limpieza de la transmisión de la bicicleta


Para disfrutar de una transmisión sin ruidos y alargar la vida útil de todos los componentes que la forman, lo mejor que puede hacer un ciclista es dedicar, una vez al mes como mínimo, unos minutos de atención a la cadena. El primer paso es limpiarla en profundidad con ayuda de un desengrasante adecuado y un cepillo, o con algún aparato limpiador de cadenas específico, disponibles en la gran mayoría de tiendas especializadas por un precio más o menos decente.
Además de la cadena, la limpieza debe completarse con el cepillado del plato (o platos) y piñones de la transmisión y de las rulinas del cambio trasero, eliminando los restos de suciedad que puedan haber quedado pegados para evitar que la cadena vuelva a ensuciarse nuevamente. Una vez limpio y desengrasado el conjunto de la transmisión (piñones, plato o platos, rulinas y cadena), hay que secar todas las piezas, tanto para evitar la oxidación del metal como para mejorar la eficacia del lubricante utilizado.

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