Finalmente, la frialdad de Contador en la ascensión en el Alto del Morredero y una impresionante contrarreloj en Ponferrada (León) le bastaron al madrileño para demostrar que es el número uno del pelotón internacional.
En la última etapa, que salió de Samos (Lugo), hubo varios intentos de escapada en los primeros kilómetros, pero el que fructificó fue el que se inició en el kilómetro 30, antes de llegar a Portomarín (Lugo).
La Vuelta Castilla y León terminó este año en Santiago con motivo del año Xacobeo
Un total de ocho corredores se soltaron del marcaje del pelotón. Jeannesson (Caisse d'Epargne), Niermann (Rabobank), Irizar (RadioShack), Gómez Marchante (Andalucía), Rabuñal (Xacobeo Galicia), Melero (Burgos 2016), Herrada (Caja Rural) y Mendes (La Rota dos Moveis) fueron los fugados que, veinte kilómetros más adelante, forjaron una ventaja de algo más de dos minutos.
Diez minutos más tarde, el portugués Mario Costa, de Barbot, abandonaba la carrera a escasos kilómetros de encarar el único puerto de la jornada, el Alto de Montecalvo (Tercera categoría), donde arañaron los puntos para la general de la montaña Gómez Marchante (1), Jeannesson (2) y Niermann (3).
Tras el descenso, en el kilómetro 80 de la etapa, a la altura de Melide (A Coruña), el grupo de escapados alcanzó su máxima renta (3:45), que se vio rebajada enseguida hasta algo menos de tres minutos y medio en el kilómetro 96 y a dos minutos y cuarenta después de superar la barrera de los 100, antes de Salceda.
Tanto el pelotón como los escapados rodaban a una media de 41 kilómetros por hora y, en el kilómetro 125 (Lavacolla), la ventaja del grupo de ocho, en el que no había ningún ciclista que pudiese inquietar al líder, subió de nuevo hasta los tres minutos.
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