En zonas tan transitadas y convulsionadas como la carrera 11, muchos ciclistas enfrentan todo los días grandes desafíos para no causar accidentes.
Aunque la ciclorruta debería ser un espacio exclusivo para el tránsito de bicicletas, en estos corredores viales confluyen peatones, comerciantes y ciclistas que convierten este tramo en una verdadera pista de obstáculos.
En esta exclusiva zona de la ciudad, donde hay una abundante oferta de bicicletas de alta gama y se ven durante su recorrido muchos estudiantes con ciclas eléctricas o ejecutivos encorbatados con 'bicis' de diseños exclusivos, los usuarios manifiestan su preocupación por la 'odisea' en la que se ha convertido montar en medio de las multitudes, que en ocasiones los obligan a salirse a la avenida y enfrentarse al transporte urbano, a los carros y a las motos.
Aquí le presentamos varias recomendaciones desde la voz de los que conocen cómo es montar bicicleta en estas condiciones.
Primero, hay que tener en cuenta, por supuesto, que hay que reducir la velocidad. "Es que por esta calle hay muchos buses, y las personas de esta zona se suben y se bajan sin mirar y se atraviesan en la ciclorruta", dice Alexánder Gutiérrez, el mensajero de una droguería de la calle 92 que conoce esta vía tanto como a sus clientes.
Segundo, tenga en cuenta que a pesar de la congestión, nunca es recomendable salirse de la ciclorruta. Víctor Urzola, un arquitecto que trabaja en la calle 93, ha estado tentado a hacerlo, pero prefiere otra solución: "A la altura de la Universidad Pedagógica, en la periferia, se hacen muchos vendedores casi al borde de la ciclorruta. En las horas pico, cuando los estudiantes salen a comer algo, ahí es un verdadero peligro transitar. Sin embargo, yo prefiero bajarme y cruzar ese tramo a pie, pero en el andén".
Por último, recuerde que en esta ciudad los niveles de ruido son altos y gritar, primero, desgasta enormemente y, segundo, no es una señal clara para las personas que generalmente caminan distraídas y apuradas, y están acostumbradas al ajetreo.
Entonces, es mejor asegurarse de que su bicicleta tenga una bocina lo suficientemente potente para que pueda alertar al peatón.
Aunque la ciclorruta debería ser un espacio exclusivo para el tránsito de bicicletas, en estos corredores viales confluyen peatones, comerciantes y ciclistas que convierten este tramo en una verdadera pista de obstáculos.
En esta exclusiva zona de la ciudad, donde hay una abundante oferta de bicicletas de alta gama y se ven durante su recorrido muchos estudiantes con ciclas eléctricas o ejecutivos encorbatados con 'bicis' de diseños exclusivos, los usuarios manifiestan su preocupación por la 'odisea' en la que se ha convertido montar en medio de las multitudes, que en ocasiones los obligan a salirse a la avenida y enfrentarse al transporte urbano, a los carros y a las motos.
Aquí le presentamos varias recomendaciones desde la voz de los que conocen cómo es montar bicicleta en estas condiciones.
Primero, hay que tener en cuenta, por supuesto, que hay que reducir la velocidad. "Es que por esta calle hay muchos buses, y las personas de esta zona se suben y se bajan sin mirar y se atraviesan en la ciclorruta", dice Alexánder Gutiérrez, el mensajero de una droguería de la calle 92 que conoce esta vía tanto como a sus clientes.
Segundo, tenga en cuenta que a pesar de la congestión, nunca es recomendable salirse de la ciclorruta. Víctor Urzola, un arquitecto que trabaja en la calle 93, ha estado tentado a hacerlo, pero prefiere otra solución: "A la altura de la Universidad Pedagógica, en la periferia, se hacen muchos vendedores casi al borde de la ciclorruta. En las horas pico, cuando los estudiantes salen a comer algo, ahí es un verdadero peligro transitar. Sin embargo, yo prefiero bajarme y cruzar ese tramo a pie, pero en el andén".
Por último, recuerde que en esta ciudad los niveles de ruido son altos y gritar, primero, desgasta enormemente y, segundo, no es una señal clara para las personas que generalmente caminan distraídas y apuradas, y están acostumbradas al ajetreo.
Entonces, es mejor asegurarse de que su bicicleta tenga una bocina lo suficientemente potente para que pueda alertar al peatón.
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